Page 293 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           283



            El candidato presidencial de Arenal y Mata Hari comenzaron a dis-
            cutir, ambos estaban, trastornados, alterados, desquiciados.

            Se levantaron violentamente de sus sillas, ella insistía visitar el con-
            dominio Sevilla del cuarto anillo frente al ingenio San Aurelio, ya
            que, según ella, su intención era imitar esa construcción. Esa era la
            trampa mortal, la que le reveló esa mañana Alejandra. En realidad
            eso era un pretexto para conducir al diputado al patíbulo. Tal vez el
            candidato de Arenal en ese instante se negó a abandonar el local, por-
            que inmediatamente comenzaron a discutir con insultos groseros, al-
            gunos clientes huyeron despavoridos, los dos salieron a la calle donde
            no disimularon que tenían serias desavenencias, discutían lanzándose
            gritos e insultos.

            Dominique Fontaine explotó en histeria, lanzaba insultos, los clientes
            que primero la admiraron por su belleza salieron huyendo, ella dis-
            paró dos tiros al aire y otros curiosos quedaron pasmados ante la inu-
            sitaba violencia de la mujer y el estruendo de los balazos del Mágnum
            38. Fue allí que Giácomo Benvenuti debió aprovechar el pánico y
            matar a Dominique Fontaine, pero no lo hizo.

            Mata Hari estaba hecha una furia, parecía poseída por el demonio,
            saltaba de un lugar a otro y en ningún momento estaba quieta ni sol-
            taba el Mágnum 38 caño recortado que tenía ahora en la mano iz-
            quierda. Luego ella le propinó a Euclides un golpe de karate, apuntó
            a la frente del candidato, pero no apretó el gatillo, era solo para ame-
            drentar a algunos clientes que aún seguían allí, asustados en sus
            asientos, mudos, temblando de miedo. Ante el pánico de todos, Mata
            Hari agarró por el cuello al candidato presidencial de Arenal y lo
            arrastró a la calle, Macondo era ya un lugar poco recomendable para
            los clientes esa noche de domingo.
            Simone Candau actuaba a la velocidad de un rayo, en una mano tenía
            el revólver y apuntaba a la cabeza de Euclides. Después, Simone
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