Page 44 - LIBRO SANTACRUZ
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          por aprender de la vida, en su natal “El Paraíso Escondido” nunca
          escuchó estas frases. Un día escuchó lo siguiente en la Ciudad de los
          Anillos: El ideal de la valentía no es solo un control rígido del miedo,
          ni es una negación de la emoción. El ideal es juzgar una situación,
          aceptar la emoción como parte de la naturaleza humana y, esperamos,
          usar bien -hábitos desarrollados para confrontar el miedo- y permitir
          que la razón guíe nuestro comportamiento hacia una meta que valga
          la pena". En otra ocasión escuchó lo siguiente: “Un hombre pelea
          sus propias batallas con la ayuda de Dios. Un hombre hace la volun-
          tad de Dios. Un hombre se compromete por su nación. Un hombre
          resiste al diablo. Un hombre sabe perdonar”. Euclides era un hombre
          emocionalmente inestable, recién él lo comprobó el día que Alejan-
          dra se alejó de él y se marchó a EE.UU. Él no sabía que este rasgo
          psicológico está marcado por un fuerte componente biológico, y que
          define parte de la personalidad del individuo.

          El recuerdo que agobiaba el alma del diputado de Arenal, fue desde
          aquel día que leyó la carta de despedida de Alejandra. Él había nacido
          y había sido criado en un mundo ajeno a la maldad, a la perversidad
          y al pecado; ahora todas estas nuevas vicisitudes le resultaban per-
          versas, ajenas a su vida y a sus aspiraciones personales. Nada sabía
          del mundo exterior. Aquella vez se sintió confundido, no supo qué
          hacer. Padecía de inestabilidad emocional y punto.
          El sueño de Euclides fue el siguiente: soñó que él asistía a un mitin
          político en el barrio Los Chacos, estaban miles de partidarios de Are-
          nal y curiosos, fueron los años cuando la popularidad de la alcaldesa,
          Fátima Campos Melgar, crecía como espuma, era la primera vez que
          una autoridad edilicia cruceña recibía el apoyo de una ciudad que
          ella comenzó a convertirla en una urbe moderna y atractiva. Era can-
          didata a la vice presidencia por Arenal. En un gigante cartel se leía
          a los lejos: “Fátima, todos estamos contigo”, “Viva Arenal”, “Eucli-
          des sigue adelante, te queremos”. La ciudad que la vio crecer y luchar
          le daba un gran respaldo en los días claves.
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