Page 201 - Libro Catecumeno
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a. La celebración de la Eucaristía
a. La celebración de la Eucaristía
La Eucaristía es “Fuente y culmen de la vida de la Iglesia”; los
demás sacramentos y todos los servicios pastorales de la Iglesia
están orientados a Jesús Eucaristía.
La Eucaristía es nuestro más grande tesoro: es Cristo mismo que
nos acompaña a lo largo del tiempo, en toda nuestra vida. La Iglesia
pide participar en ella cada domingo; no es una ‘obligación’: es una
necesidad unirnos a la gran ofrenda de Jesús y alimentarnos de él.
¿Quién preside?
¿Quién pr eside?
Vemos en el altar a un sacerdote
presidiendo. Pero quien en verdad
preside es Cristo Resucitado:
él mismo convoca y preside la
asamblea de los cristianos; el
obispo o el sacerdote son sus
ministros, representantes.
Ya que todos los cristianos
somos ungidos ‘sacerdotes’ en el Bautismo, en la Eucaristía y
demás sacramentos lo ejercemos participando activamente, unidos
a Cristo y ofreciendo nuestra vida.
¿Cómo prepararnos?
¿Cómo pr eparar nos?
Lo primero es una actitud viva de fe. La Misa no es una ‘ceremonia social’.
Estar en plena sintonía con el Señor; si hemos tenido la desgracia de cometer
un pecado grave, celebrar antes el sacramento de la Reconciliación.
También la sintonía fraterna: si hubiéramos ofendido alguna persona, pedir per-
dón o expresar el deseo de recomponer la relación.
Participar activamente: escuchando, orando, cantando, respondiendo fuerte,
comulgando. La Misa no es ‘cosa del cura’, sino de toda la comunidad.
Si tenemos una cita con una autoridad, buscamos llegar a tiempo
y adecuadamente vestidos.
Por ello es importante llegar temprano al templo, un ratito antes para preparar-
se.
Como signo de respeto, ropa adecuada.
b. Los momentos de la Misa
b. Los momentos de la Misa
Preparación:
Saludo inicial del sacerdote que preside,
Momento penitencial: Pedir perdón al Señor, para empezar con el corazón pu-
rificado.
Oración inicial: quien preside dirige una oración a Dios, a nombre de la comunidad.
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