Page 61 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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¡Pero,  ojo!  Que  aquí  no  estoy  diciendo  que  nos  tengamos  que
               conformar  con  las  migajas  de  una  «no-relación»  de  esas  en  las  que

               siempre estamos mendigando amor y la otra persona pasa de nosotros.

               Eso no es amor libre. Eso es una caca. Una relación sana es en la que
               dos personas se quieren bien y no son esclavos de las expectativas de

               lo que se supone que deberían hacer tanto uno como otro por el hecho

               de  ser  pareja.  Cuando  queremos  sanamente,  queremos  que  la  otra

               persona sea como quiera ser, que vaya adonde quiera ir y que comparta
               su  tiempo  con  nosotros  cuando  quiera  compartirlo,  siempre  que  se

               respeten los acuerdos de pareja.

                  Con  Jordi  trabajaríamos  en  su  autoconocimiento  y  en  su  propia
               autonomía  e  independencia  emocional  para  que  encontrara  también

               espacios para desarrollarse él mismo y darse cuenta de que no necesita

               a Blanca para estar bien. De esta forma podría disfrutar de él mismo y de

               la relación y seguramente no tendría tanta ansiedad por controlarlo todo
               y viviría mucho más tranquilo.

                  Aquí tienes algunas ideas para gestionar mejor los celos:


                      Lee libros, ve películas y habla con personas que entiendan el amor de una forma libre y
                      no posesiva.
                      Fomenta tu amor propio y la confianza en ti mismo.
                      Intenta restarle importancia a la vida de tu pareja y centrarte en la tuya: haz planes tú solo
                      y con amigos, organízate trabajo, estudio, aficiones, etc.
                      Escríbele una carta a tu pareja que te ayude a gestionar los celos. (Este punto está más
                      desarrollado en el epígrafe «Ejercicio 5. Suéltalo, suéltaloo»).
                      Si  haces  acciones  que  fomentan  tu  inseguridad  y  desconfianza  en  la  relación,  como
                      espiarle,  ver  lo  que  mira  en  el  móvil,  etc.,  intenta  dejar  de  hacerlo  y  sustituirlo  por  una
                      acción que te haga sentir bien.
                      Puedes probar alguna actividad o juego para mejorar la comunicación y la intimidad en la
                      relación  de  pareja.  (Este  punto  está  más  desarrollado  en  el  epígrafe  «Ejercicio  6.  La
                      chispa adecuada»).
                      Haz una lista de razones por las cuales crees que tu pareja te elige a ti cada día y léelas a
                      diario (por ejemplo: soy buena persona, comparto la última croqueta…).
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