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diferente, los reparte y cuando esta lista la orquesta se

sienta al piano y empieza a tocar una dulce y hermosa

melodía, con gestos y ademanes nos va invitando a
participar, uno toca un pandero, otro una campanita,

tambien hay clave, tamborcitos, flautas, platillos y

muchos instrumentos raros. Termina el ensayo, nos

felicita y nos da palabras de aliento, empezamos a

guardar los aparatos misteriosos, nos despedimos y

salimos ordenadamente del salón.

Así van pasando inexorablemente los días, las semanas
sin ninguna novedad hasta que un precioso día del mes

de abril, estando sentado bajo la sombra de una verde y

fresca higuera, escuché una voz dulce y angelical que

decía: “Que nó, que nó me la acerques”. Despertó mi

curiosidad y me asomé y pude percatarme como

Tomasín, un mozalbete importunaba a la bella Estelita

con una enorme rana, me puse de pie como de rayo y
corrí al auxilio de la hermosa dama, pare a Tomasín

poniendo mis manos sobre sus hombros, y lo lancé al

suelo, que para su desgracia estaba algo lodoso,

empezó a gritar y proferir insultos y reclamos en contra

de su supuesto agresor. Inmediatamente corrieron a

investigar que sucedía y encontraron a tomasen en el

suelo lleno de lodo, gimoteando, por otro lado Estelita

pálida, consolada por su salvador que le decía repetidas

veces que un sapo o rana no hacen nada, y para
demostrarle fui a donde se encontraba Tomasín, de un

movimiento rápido le arranque la rana de la mano, fui