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—Agarra el bastón, reúne la asamblea tú con tu hermano Aarón, y En la fiesta de la Tiendas
en presencia de ellos ordenen a la roca que dé agua. Sacarás agua
de la roca para darles de beber a ellos y a sus bestias. El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso en pie y
Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo man- exclamó:
daba; ayudado de Aarón, reunió la asamblea delante de la roca, —Quien tenga sed acuda a mí a beber: quien crea en mí. Así dice
y les dijo: la Escritura: De sus entrañas manarán ríos de agua viva.
(Se refería al Espíritu que habían de recibir los creyentes en él: to-
—Escuchen, rebeldes: ¿creen que podemos sacar agua de esta
roca? davía no se daba Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorifi-
cado.) Algunos de la multitud, al oír estas palabras, decían:
Moisés alzó la mano y golpeó la roca con el bastón dos veces, y —Este es realmente el profeta.
brotó agua tan abundante que bebieron toda la gente y las bestias.
Otros decían:
Nm 20, 1-11 —Este es el Mesías.
Otros rebatían:
Me hizo volver a la entrada del templo. En la entrada del templo —¿Acaso viene de Galilea el Me-
manaba agua hacia levante —el templo miraba a levante—. El sías? ¿No dice la Escritura que el
agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del Mesías viene del linaje de David y
altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó por fuera a de Belén, la patria de David?
la puerta del atrio que mira a levante. El agua iba corriendo por el La gente andaba dividida a causa de él. Algunos intentaban arres-
lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió tarlo, pero nadie le echó mano. Cuando los alguaciles volvieron,
hacia levante. Midió quinientos metros, y me hizo atravesar las los sumos sacerdotes y los fariseos les preguntaron:
aguas: ¡agua hasta los tobillos! Midió otros quinientos, y me hizo —¿Por qué no lo han traído?
cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas! Midió otros quinientos, Contestaron ellos:
y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! Midió otros quinientos: era —Como habla este hombre no ha hablado jamás hombre alguno.
un torrente que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y Replicaron los fariseos:
no se hacía pie; era un torrente que no se podía vadear. —¿También ustedes embaucados? ¿Quién de los jefes o de los fari-
Me dijo entonces: seos ha creído en él? Solo esa maldita gente, que no conoce la ley.
—¿Has visto, hijo de Adán? Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a él en otra ocasión, les dijo:
A la vuelta me condujo por la orilla del torrente. —¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo oído antes y
Al regresar, vi a la orilla del río una gran arboleda en sus dos már- haber comprobado lo que ha hecho?
genes. Me dijo: Jn 7, 37-51
—Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la
estepa, desembocarán en el mar de las aguas pútridas y lo sane-
arán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la z Unidad 4, pág. 63, act. 8
corriente tendrán vida, y habrá peces en abundancia. Al desem-
bocar allí estas aguas quedará saneado el mar y habrá vida don- Jesús y Nicodemo
dequiera que llegue la corriente.
Había un hombre del partido fariseo, llamado Nicodemo, una au-
Ez 47, 1-9
toridad entre los judíos. Fue a visitarlo de noche y le dijo:
—Rabí, sabemos que vienes de parte de Dios como maestro, pues
Yo los bautizo con agua en señal de arrepentimiento. Detrás de mí
viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho a lle- nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él.
varme sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego. Jesús le respondió:
—Te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no puede ver el Rei-
Mt 3, 11
nado de Dios.
Le responde Nicodemo:
z Unidad 4, pág. 69, act. 18
—¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?, ¿podrá entrar de
nuevo en el vientre materno para nacer?
Entrada en Jerusalén Le contestó Jesús:
—Te aseguro que, si uno no nace de agua y Espíritu, no puede entrar
Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al en el Reino de Dios. De la carne nace carne, del Espíritu nace espíritu.
monte de los Olivos, despachó a dos discípulos encargándoles: No te extrañes si te he dicho que hay que nacer de nuevo. El viento
—Vayan a la aldea de enfrente y, nada más entrar, encontrarán un sopla hacia donde quiere: oyes su rumor, pero no sabes de dónde
borrico atado, que nadie ha montado aún. Suéltenlo y tráiganlo. Y viene ni adónde va. Así sucede con el que ha nacido del Espíritu.
si alguien les pregunta por qué lo hacen, le dirán que le hace falta
al Señor y que se lo devolverán muy pronto. Jn 3, 1-8
Fueron y encontraron el borrico atado junto a una puerta, por fuera,
contra el portón. Lo soltaron. Algunos de los allí presentes les decían: z Unidad 4, pág. 69, act. 20
—¿Por qué sueltan el borrico?
Contestaron como les había encargado Jesús, y los dejaron. El Padrenuestro
Llevan el borrico a Jesús, le echan encima sus mantos, y Jesús
se montó. Muchos alfombraban con sus mantos el camino, otros Ustedes rezen así:
con ramos cortados en el campo. Los que iban delante y detrás ¡Padre nuestro del cielo! Sea respetada la santidad de tu nombre,
gritaban: venga tu Reinado, cúmplase tu designio en la tierra como en el
—¡Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor.. Bendito cielo; danos hoy el pan del mañana, perdona nuestras ofensas
el Reino de nuestro padre David que llega. ¡Hosanna al Altísimo! como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no
Entró en Jerusalén y se dirigió al Templo. Después de inspeccio- nos dejes sucumbir a la prueba y líbranos del maligno.
narlo todo, como era tarde, volvió con los doce a Betania.
Mt 6, 9-13
Mc 11, 1-11
z Unidad 4, pág. 67, act. 14 z Unidad 6, pág. 95, act. 5
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