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1. La religión y el humanismo
Seguramente conoces a muchas personas que se consideran creyentes y
que practican una religión. Su fe en Dios y la religión que profesan dan sentido
a su existencia y orientan sus vidas.
Pero es posible que también conozcas a personas que no creen en Dios y
que no practican ninguna religión. Sin embargo, algunos de ellos te dirán
que sí creen en la humanidad, en el hombre y la mujer, y que en esta creen -
cia encuentran el sentido de su existencia.
En otro tiempo no era así; la cultura y la sociedad giraban en torno a Dios y
la religión, que eran el centro de la vida de las personas y de los pueblos.
Vamos ahora a dedicar nuestra atención a entender qué pasó para que se
produjera este cambio.
1.1. El humanismo renacentista
Si recorremos la historia de la humanidad, vemos que el ser humano siempre
ha sido apreciado y valorado por la religión cristiana; sin embargo, en la época
del Renacimiento, hacia el siglo XV, surge una corriente de pensamiento al
margen de la Iglesia que valora, ante todo, al ser humano. Lo sitúa en el
centro del mundo, de modo que empieza a desplazar a Dios y a la religión
que regían la vida social, intelectual y artística de las personas. Esta manera
de pensar se llama humanismo.
En un principio, el término humanismo se usó para referirse a la tendencia
o el interés por el estudio de las humanidades: artes, literatura, gramática,
retórica, historia… Luego, muchos historiadores lo han utilizado para referirse
al movimiento cultural del Renacimiento.
El humanismo del siglo XV no negaba a Dios ni la religión, sólo los despla-
zaba; en cambio, el humanismo del siglo XIX, conocido también como hu-
manismo ateo, afirma que se ha de negar a Dios para poder valorar al ser
humano.
2. La increencia y la indiferencia religiosa
Hasta no hace muchos años, la religión católica ocupaba un lugar importante
en nuestra sociedad, pero en las últimas décadas podemos observar cómo
en nuestro país ha aumentado el número de las personas que dicen no creer
en Dios o prescinden de Él.
Seguro que conoces:
— A personas que se denominan católicas creyentes y practicantes: van a
Misa los domingos y fiestas, reciben los sacramentos y se esfuerzan por vivir
según el Evangelio. Su fe en Jesús llena de sentido su vida.
— A personas que dicen no creer en Dios. Esta actitud se conoce como in-
creencia.
— A personas que no se preocupan por todo aquello que pueda tener
una significación religiosa. Esta actitud se denomina indiferencia re-
ligiosa.
En el Renacimiento se valora la persona
humana como obra del Creador. Veremos ahora algunas formas de vivir la increencia y la indiferencia religiosa
y algunas de las causas que conducen a ella.
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