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Ricardo Díaz Callegari
El ser profesor de arte es el ejemplo a seguir y se obtiene
este reconocimiento, siendo puntuales a la hora de pre-
sentar los cuadros como artistas plásticos en las galerías
de arte y otros. Siendo puntuales a la hora de evaluar al
estudiante, el presentar los registros en la hora y día indi-
cado por las autoridades educativas. Sobre este tema po-
dría decir del Sr. profesor Juan Villacorta Paredes, quién
fuera en el año de 1986, Director de Estudios del Colegio
Militar “Leoncio Prado” (La Perla-Callao), dijo lo siguien-
te: El primer día de evaluación se toma el examen al ca-
dete, al segundo día se saca los promedios y se revisa los
trabajos presentados en el registro y al tercer día se pre-
senta a la dirección del plantel los registros con las notas
y promedios finales. Una forma ordenada de trabajar que
personalmente fui formado como docente en el Colegio
Militar “Leoncio Prado”, y lo cumplí hasta el último día
como profesor en la Institución Educativa Emblemática
de Mujeres “Teresa González de Fanning”.
Bajo esa escuela de formación como profesor del colegio
Militar, los trabajos con otras asignaturas se demostra-
ban a los alumnos con el ejemplo, con el hacer y no con la
conversación, al menos en ese entonces mi generación de
colegas profesores lo teníamos claro, y esa fue la forma
de pensar que marcó mi camino en el Magisterio y en mi
carrera artística.
Este es el propósito de este libro, dejar precedente un tes-
timonio escrito, que el bodegón en el arte debe ser visto
bajo un criterio de carácter académico y de estudio, sien-
do la técnica de inicio en la carrera de un artista plástico
y el principio de un dictado en clase.
Ricardo Augusto Díaz Callegari.
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