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                    cia  de  una  capacidad  de  proyectar  una  energla  del
                    “yo”  al  “mi” :  “ Querer”  que  la  creacion  mental  co-
                    mience  y  proceda.  Tambien  se  experimenta  que  el
                    “yo”  puede  permanecer  aparte,  testigo  de  las  opera-
                    ciones  o  creaciones  mentales  del  “ml” .  Este  doble
                    aspecto  existe  en  la mente  de  toda persona.  El  “yo”
                    representa  al  Principio  Masculino  del  genero  men­
                    tal,  y  el  “ml”  al  Principio  Femenino.  El  “yo”  re­
                    presenta  el  aspecto  de  Ser;  el  “mi”  el  aspecto  de
                    “ devenir”.  Se  notara  que  el  principio  de  correspon-
                    dencia  opera  en  este  piano  lo  mismo  que  en  el  que
                    se  realiza  la  creacion  del  Universo.  Los  dos  son
                    parecidos,  si  bien  difieren  enormemente  en  grado.
                    “ Como  arriba  es  abajo,  como  abajo  es  arriba” .
                      Estos  aspectos  de  la  mente  —  los  principios  mas­
                    culino  y  femenino  —   el  “yo”  y  el  “mi”  —   consi-
                    derados  en  relacion  con  los  fenomenos  psiquicos  y
                    mentales  ya  conocidos,  dan  la  clave  maestra  para
                    dilucidar  la  operation  y  manifestation  de  esas  ne-
                    bulosas  regiones  de  la  mente.  El  principio  del  ge­
                    nero  mental  aporta  la  verdad  que  se  encierra  en
                    todo el campo de los fenomenos de influencia mental.
                      La  tendencia  del  principio  femenino  es  siempre
                    la  de  recibir  impresiones,  mientras  que  la  tenden­
                    cia  del  masculino  es  a  darlas  o  a  expresarlas.  El
                    principio  femenino  tiene  un  campo de  action  mucho
                    mas  variado  que  el  masculino.  El  principio  feme­
                    nino  conduce  el  trabajo  de  generar  nuevos  pensa-
                    mientos,  conceptos,  ideas,  incluso  la  obra de  la  ima­
                    gination.  El  masculino  se  contenta  con  el  acto  de
                    “ querer”  en  sus  varias  fases.  Sin  embargo,  sin  la
                    ayuda  activa  de  la  voluntad  del  principio  mascu­
                    lino,  el  femenino  puede  contentarse  con  generar
                    imagenes  mentales  que  son  el  resultado  de  impre­
                    siones  recibidas  del  exterior,  en  vez  de  producir
                    creaciones  mentales  originales.
                      Las  personas que pueden  prestar continuada  aten-
                    cion  a  un  sujeto  emplean  activamente  ambos  prin-
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