Page 94 - mago de oz
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quien lo necesita. Pero ahora tengo que irme
porque me aguardan mis pichones en el nido.
Espero que encuentren la Ciudad Esmeralda y
que Oz les ayude.
—Gracias —respondió Dorothy cuando el ave
se elevaba más en el aire y partía rauda por los
cielos.
Siguieron su marcha entretenidos con el canto
de los pájaros y el bello espectáculo de las flores
ahora tan abundantes que formaban una tupida
alfombra sobre el terreno. Eran pimpollos
grandes, amarillos, blancos, azules y purpúreos,
y entre ellos crecían profusos montones de
amapolas tan rojas que su brillo enceguecía casi a
Dorothy.
—¿No son hermosas? —dijo la niña, aspirando
la fragancia embriagadora de aquellas flores.
—Supongo que sí —contestó el Espantapájaros—
Cuando tenga cerebro es probable que me gusten
más.
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