Page 22 - Manolito Gafotas
P. 22

dentro de muchos años como uno de los delincuentes más buscados de la historia
      o ganando un Premio Nobel detrás de otro. Ella no tiene término medio.
        Al Orejones, como sus padres se han separado, le ha llevado su madre a la
      psicóloga para que no tenga un trauma terrible y de mayor no se haga un asesino
      bastante múltiple; a Yihad, porque dice mi sita Asunción que es un problemático
      y un chulo desde que se levanta y porque un día mandó mi sita dibujar a nuestros
      padres y Yihad dibujó a su madre con bigote y a su padre con cuernos, y a mi
      sita  no  le  gusta  que  las  madres  salgan  en  los  dibujos  sin  haberse  depilado.  A
      nosotros nos hizo mucha gracia, mucha, mucha; si hubiera habido un Festival de
      Eurovisión de dibujos de familias, fijo que se hubiera llevado el primer premio.
      Pero la sita, que siempre tiene que jorobar los mejores momentos Nescafé, le
      quitó el dibujo, se lo guardó la tía y llamó a sus padres para verles al natural el
      bigote y los cuernos. El bigote a la madre se le veía un poco, pero los cuernos al
      padre nada, qué chasco. Lo digo por si a alguien le importa.
        Mi madre me llevó a la psicóloga, que aunque se llama la sita Espe, dice todo
      el rato: « Llámame Esperanza» ; pero eso en mi colegio no cuela; si te llamas
      Esperanza serás hasta que te mueras la sita Espe, y si no, no haber nacido, se
      siente.
        Mi madre me llevó a la psicóloga porque no paro de hablar y ella dice que le
      pongo la cabeza modorra y que cuando no estoy hablando se me va la olla a
      Camboya, o sea, que me quedo colgarrón. Todo eso dice mi madre de mí, por
      eso me llevó a la psicóloga. Se ve que pensó: « Lo que hable con ella no tendrá
      que  hablarlo  en  casa» .  Pero  se  equivocó:  sólo  fui  dos  veces  a  la  psicóloga,  y
      cuando llegué a casa tenía todavía más ganas de hablar porque, como decía mi
      abuelo: « Al niño se le quedan los temas en el tintero» .
      Era fabuloso ir a la sita Espe. Di que entré y pregunté con toda la educación que
      me han dado:
        —¿Qué tengo que hacer, sita Espe?
        Me repitió que no era sita y que no era Espe, pero no sirvió para nada, porque
      cuando yo me acostumbro mentalmente a algo es muy difícil que yo sea de otra
      manera. Es lo que me pasa con el Imbécil: « No llames a tu hermanito Imbécil» ,
      me dice toda España, pero yo no lo hago por insultar, lo hago porque ya ni me
      acuerdo de su nombre verdadero.
        La sita Espe me dijo que allí en su despacho estaba para contarle todos mis
      problemas. Yo le pregunté:
        —¿Quiere que se los cuente desde el día en que nací?
        Yo se lo pregunté porque me gusta dejar las cosas claras desde el principio de
      los tiempos. Y porque soy un cachondo, la verdad. Pero a la sita Espe le daba
   17   18   19   20   21   22   23   24   25   26   27