Page 25 - Manolito Gafotas
P. 25
Este cuaderno trataba de cómo era el mundo antes de que al Imbécil se le
ocurriera venir del limbo de los muertos, de lo buenas que eran las personas: todo
lo pedían por favor, no había secuestros, las motos llevaban silenciador, no había
hambre en África y no había salido la gotera del cuarto de baño que a mi madre
le hace sufrir tanto. Cuando el Imbécil o yo estamos llorando mi abuelo nos dice:
—La gotera del water la hace el de arriba, que siempre se mea fuera.
Nos dice eso porque el tío sabe que por mucho que estemos llorando nos
tenemos que tirar inmediatamente al suelo de la risa que nos da. Mi madre se
pone negra, y le dice a mi abuelo:
—Sólo les falta a éstos que les digas cochinadas, con lo cochinos que son ellos
de por sí.
Antes de que existiera el Imbécil yo no era tan cochino, te lo juro, pero un
buen día descubres que cuando más se ríe tu hermano es cuando dices una
cochinada, y entonces te emocionas con la esperanza de matarlo de risa.
No sé si esto último de la gotera del water se lo conté a mi sita Espe, porque
en la segunda clase que estuve con ella sólo me dio tiempo a leerle el primer
cuaderno. Mientras estaba leyendo me daba la impresión algunas veces de que la
sita Espe daba cabezadas, como hace mi abuelo después de comer, porque está
de la próstata. Le pregunté a la sita Espe si daba cabezadas porque estaba de la
próstata. Me dijo que no daba cabezadas (sí las daba, que conste), que no estaba
de la próstata, que ninguna mujer estaba de la próstata, que la hora se había
terminado y que no hacía falta que volviera.
La sita Espe no me encontró traumas. Yo creo que no me miró bien. Le dijo a
mi madre que lo único que yo tenía eran ganas de hablar, muchas ganas de
hablar, que me moría por hablar y que eso más que una enfermedad es una
pesadez que uno tiene, como la pesadez de estómago. Vaya diagnóstico más
idiota, así también hago yo diagnósticos, no te joroba.
La sita Espe le dijo a mi madre que lo que hacía falta es que me escucharan
un poquito en casa. Mi madre le dijo:
—¿¿¿Más???
Yihad me dijo en el recreo que la sita Espe se ha quitado de encima el
marrón de aguantarme dos horas a la semana. Él presume porque a él no le ha
echado. Sólo a mí. Sólo a mí. Si no tuviera gafas igual me había pegado con él,
pero estoy harto de cobrar por las dos partes, por la de Yihad y por la de mi
madre cuando ve las gafas rotas. Yo soy de los partidarios de poner la otra
mejilla. Dice mi padre: « Tú lo que tienes que hacer es enfrentarte si te pegan» .
¿Para cobrar otra vez? De eso nada, monada.
Bueno, lo de la sita Espe no me ha sentado nada bien, la verdad. Tú imagínate
que vas a hacerte un análisis de orina, recoges el resultado y lees:
« Es usted un plasta» , firmado: el doctor Martínez.
Eso duele. A mi madre también ha debido sentarle mal, porque dice: