Page 30 - Manolito Gafotas
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tranquilo cuando de repente va el piloto y anuncia por los altavoces que los
motores están fallando y que tienen que hacer el clásico aterrizaje forzoso. El tío,
que era un americano pero no era un actor, contaba que mientras el avión se iba
cayendo en picado, él pensó: « Éstos son los últimos momentos de mi vida» , y
entonces todo lo que había hecho desde que nació le empezó a pasar por su
mente como una película. Bueno, pues a mí me pasó igual, pero al contrario; en
los instantes en los que el bestia de Yihad me sujetaba por la trenca y yo estaba a
punto de caer con la cabeza abierta en el suelo, mi vida me pasó como una
película, pero en vez de hacia atrás hacia delante. Vi mi futuro, veía días
completos dentro de mi cerebro, pero pasaban a una velocidad tan grande que
casi no me acuerdo de nada. Sólo de dos cosas: que yo llegaba a rey y que mi
familia y yo salíamos por las noches en la televisión después del telediario, igual
que salen ahora los reyes de España. En mi foto estaba yo en el centro, con la
capa típica de los reyes y la corona un poco de lado, que es como me gusta a mí
llevar las coronas; a mi lado estaba mi abuelo con el traje de los domingos, y de
pie, mis padres con el Imbécil en brazos de mi madre. Estábamos todos muy
sonrientes y sonaba el himno de España: « ¡Chunda, chunda, Tachunda chunda,
chunda, Tatachúndachún, Tachunda chundachún…!» . Pero Yihad me agarró
más fuerte del cuello y mi mente tuvo que regresar a la realidad.
Así que Yihad decía que los reyes no podían llevar gafas. Menos mal que
tengo reflejos y le reté: