Page 33 - Manolito Gafotas
P. 33

—Como sigas rascándote así te vas a hacer sangre.
        —Es que no puedo dormirme; por culpa de Yihad voy a dormir sin gafas, por
      culpa de Yihad le he roto las gafas a papá y encima cuando vuelva al colegio
      tendré que volver a ver a Yihad y volveré a estar atrapado entre sus garras. Me
      romperá  las  próximas  gafas,  y  las  próximas,  y  las  próximas,  porque  la  ha
      tomado conmigo, abuelo.
        —Cuando vuelvas mañana del oculista arreglaremos cuentas con Yihad.
        —Si tú le pegas por defenderme me llamarán mariquita.
        —No le voy a pegar, actuaré de mediador.
        « De mediador» . ¿Qué era eso?
        —Es  algo,  Manolito,  que  debiera  haber  en  todas  las  grandes  guerras,  un
      mediador que consiga con palabras lo que no consiguen los puños y las bombas.
        Me  hubiera  gustado  advertirle  a  mi  abuelo  de  que  a  Yihad  las  palabras  le
      entraban por una oreja y le salían por la otra. A Yihad le importaban un pimiento
      las  palabras  de  la  maestra,  las  palabras  de  su  madre,  que  siempre  le  estaba
      riñendo, las palabras de los tebeos (él sólo ve los dibujos) y las palabras de otros
      niños  como  yo.  Él  sólo  quiere  jugar  a  machacarte;  unas  veces  en  versión
      « capitán América»  y otras en versión « Batman» , pero el resultado es siempre
      el mismo: machacarte, bueno, mejor dicho, machacarme.
        Al día siguiente mi padre y yo fuimos al oculista. Como ninguno de los dos
      veíamos muy bien, cogimos un taxi. Era muy raro salir con mi padre un día de
      colegio por la mañana; casi siempre es mi madre la que me acompaña a todo.
   28   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38