Page 37 - Manolito Gafotas
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Aquella noche tuve que dormir otra vez sin gafas y otra vez con mi abuelo. Me
sentía muy importante, me sentía el fundador de una panda, como el fundador de
un país (de los Estados Unidos, por mencionar el país más grande que se me
ocurre). Muy pocas personas habían fundado una panda en su vida; yo era uno
de ellos. Me merecía una estatua en el parque del Árbol del Ahorcado, una
estatua con una placa que dijera:
A Manolito Gafotas. Niño ilustre, fundador de la panda que jugaba en esta
misma tierra que pisan tus pies.
Es verdad que ninguno de los socios de la panda estaba muy seguro de querer
pertenecer a ella, pero como dice mi abuelo: « Nunca llueve a gusto de todos» .