Page 70 - Manolito Gafotas
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Le quité los capuchones a los superrotuladores y empecé a subir la escalera
pasando las puntas por la pared. « Cómo molo» , pensé. Hacía tres rayas: una
roja, una azul y una negra. Procuraba que quedaran muy rectas para que
pareciera una barandilla. No es por nada, pero me estaba quedando fuera de lo
normal. Haciendo mi barandilla fantástica subí hasta el tercero. ¿Por qué subí
hasta el tercero? Porque yo vivo en el tercero como saben todos los españoles.
Me abrió la puerta mi madre y me miró las manos, como siempre que llego
de la calle. Mi madre te mira las manos y sabe dónde has estado, a qué hora y a
veces, hasta con quién. Una vez, llegamos mi abuelo y yo a casa un poco tarde.
Mi madre me cogió las manos, me las olió y le dijo a mi abuelo: « Te parecerá
bonito invitarle al niño a gambas. Ahora la comida me la como yo» .
Ya te digo, mi madre no trabaja en la CIA porque los americanos no le han
dado una oportunidad, pero es una espía de primera calidad.