Page 96 - Manolito Gafotas
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disimulando.
Cuando llegué al colegio después de comer, Yihad estaba con su abuelo en la
puerta. Yihad dijo:
—Mi abuelo quiere saber por qué tu abuelo no le ha invitado a su cumpleaños.
—Es que piensa que lo de invitarse a los cumpleaños no es de viejos.
—Pues le va a salir el tiro por la culata porque estoy harto de invitarle en el
Tropezón para que ahora me deje a mí tirado en la calle. ¿A qué hora es el
cumpleaños de las narices?
—A las seis.
Estaba claro que la opinión de mi abuelo no era sagrada, todo el mundo se la
saltaba a la torera. El plan perfecto trazado por mi madre quedaba así:
a) Mi abuelo, Yihad, yo, el Orejones, Paquito Medina y la Susana iríamos a la
Seguridad Social para que el médico le viera los mocos al Imbécil. Un
espectáculo sólo comparable al de Los Cazafantasmas.
b) El abuelo de Yihad estaría a las seis con los dientes puestos en mi casa. Allí
se encontraría con mis padres, la Luisa y su marido. Mi madre se preguntaría a sí
misma: « ¿Y a éste quién le ha invitado?» . Pero se lo callaría porque delante de
las personas de fuera siempre es muy educada, como Lady Di.
c) La fastuosa merienda colosal estaría esperándonos en la mesa.
Mi abuelo se quedó alucinado cuando vino a recogerme al colegio con el Imbécil
y se encontró con que todos nos íbamos al médico con él, pero se calló. Está
acostumbrado a que le hagamos cosas peores, como aquel día que el Orejones y
yo le cambiamos una aceituna negra por una cucaracha en el Tropezón. La