Page 183 - Frankenstein
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perdí de vista, pero transcurridos unos quince
minutos reapareció con el mismo recipiente,
que ahora estaba medio lleno de leche. Mientras
andaba, claramente incómoda por el peso, un
joven de rostro aún más deprimido se dirigió a
su encuentro. Con aire melancólico intercam-
biaron algunas palabras, y cogiéndole el cubo
se lo llevó hasta la casa. Al poco tiempo vi re-
aparecer al joven con unas herramientas en la
mano y cruzar el campo que había detrás de la
casa. Asimismo, la joven también estaba ocu-
pada, a veces dentro de la casa y otras en el
patio.
Explorando mi refugio, descubrí que una de
las ventanas de la casa había dado anteriormen-
te al cobertizo, si bien ahora el hueco se encon-
traba tapado por planchas de madera. Una de
estas planchas tenía una diminuta rendija por la
cual se podía ver una pequeña habitación, enca-
lada y limpia, pero muy desprovista de mue-
bles. En un rincón, cerca del fuego, estaba sen-
tado un anciano, con la cabeza entre las manos