Page 188 - Frankenstein
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Capítulo 4


     Me tumbé en la paja, pero no conseguí dor-
   mir. Repasaba los sucesos del día. Lo que más
   me chocaba eran los modales cariñosos de
   aquellas gentes. Recordaba muy bien el trato de
   los salvajes aldeanos la noche anterior, y decidí
   que, cualquiera que fuese la actitud que adop-
   tara en el futuro, por el momento permanecería
   en mi cobertizo, observando e intentando des-
   cubrir las razones que motivaban sus actos.
     Mis vecinos se levantaron al día siguiente an-
   tes de que amaneciera. La joven arregló la casa,
   y preparó la comida; el joven salió después del
   desayuno.
     El día transcurrió de manera igual al anterior.
   El muchacho trabajaba fuera de la casa y la chi-
   ca en diversas tareas domésticas. El anciano,
   que pronto me di cuenta de que era ciego, pa-
   saba las horas meditando o tañendo su instru-
   mento. Nada podría superar el cariño y respeto
   que los jóvenes demostraban para con su vene-
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