Page 248 - Frankenstein
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ron.  No  volví  a  ver  a  ningún  miembro  de  la
   familia De Lacey.
     Permanecí en el cobertizo el resto del día, en
   un estado de completa desesperación. Mis pro-
   tectores se habían ido, y con ellos el único lazo
   que me ataba al mundo. Por primera vez noté
   que sentimientos de venganza y odio se apode-
   raban de mí y que no intentaba reprimirlos;
   dejándome arrastrar por la corriente, permití
   que pensamientos de muerte y destrucción me
   invadieran. Cuando pensaba en mis amigos, en
   la mansa voz de De Lacey, la mirada tierna de
   Agatha y la belleza exquisita de la joven árabe,
   desaparecían estos pensamientos, y hallaba en
   el llanto que me producían un cierto alivio; pe-
   ro cuando de nuevo pensaba en que me habían
   abandonado y rechazado, me volvía la ira, una
   ira ciega y brutal. Incapaz de dañar a los huma-
   nos, volví mi cólera contra las cosas inanima-
   das. Avanzada la noche, coloqué alrededor de
   la casa diversos objetos combustibles; y, tras
   destruir todo rastro de cultivo en la huerta, es-
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