Page 252 - Frankenstein
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más me aproximaba al lugar donde vivías, más
profundamente sentía que el deseo de vengan-
za se apoderaba de mi corazón. Empezaron las
nevadas y las aguas se helaron, pero yo conti-
nuaba mi viaje. Algunas indicaciones ocasiona-
les me guiaban y tenía un mapa de la región,
pero a menudo me desviaba de mi camino. La
angustia de mis sentimientos no cejaba; no
había incidente del cual mi furia y desdicha no
pudieran sacar provecho; pero un suceso que
tuvo lugar cuando llegué a la frontera suiza,
cuando ya el sol volvía a calentar y la tierra a
reverdecer, confirmó de manera muy especial la
amargura y horror de mis sentimientos.
Solía descansar por el día y viajar de noche,
cuando la oscuridad me protegía de cualquier
encuentro. Sin embargo, una mañana, viendo
que mi ruta cruzaba un espeso bosque, me atre-
ví a continuar mi viaje después del amanecer;
era uno de los primeros días de la primavera, y
la suavidad del aire y la hermosa luz consiguie-
ron animarme. Sentí revivir en mí olvidadas