Page 255 - Frankenstein
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vencía; sentí como se me paraba el pulso, y per-
dí el conocimiento.
Durante unas semanas llevé en el bosque una
existencia mísera, intentando curarme la herida
que había recibido. La bala me había penetrado
en el hombro, e ignoraba si seguía allí o lo había
traspasado; de todos modos no disponía de los
medios para extraerla. Mi sufrimiento también
se veía aumentado por una terrible sensación
de injusticia e ingratitud. Mi deseo de venganza
aumentaba de día en día; una venganza impla-
cable y mortal, que compensara la angustia y
los ultrajes que yo había padecido.
Al cabo de algunas semanas la herida cicatri-
zó, y proseguí mi viaje. Ni el sol primaveral ni
las suaves brisas podrían ya aliviar mis pesares;
la felicidad me parecía una burla, un insulto a
mi desolación, y me hacía sentir más aguda-
mente que el gozo y el placer no se habían
hecho para mí.