Page 259 - Frankenstein
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¿Te sorprende que semejantes pensamientos
me llenaran de ira? Me pregunto cómo, en ese
momento, en vez de manifestar mis sentimien-
tos con exclamaciones y lamentos, no me arrojé
sobre la humanidad, muriendo en mi intento de
destruirla.
Poseído de estos pensamientos, abandoné el
lugar donde había cometido el asesinato, y bus-
caba un lugar más resguardado para escon-
derme cuando vi a una mujer que pasaba cerca
de mí. Era joven, ciertamente no tan hermosa
como aquella cuyo retrato sostenía, pero de
aspecto agradable, y tenía el encanto y frescor
de la juventud. «He aquí––pensé––una de esas
criaturas cuyas sonrisas recibirán todos menos
yo; no escapará. Gracias a las lecciones de Félix,
y a las leyes crueles de la especie humana, he
aprendido a hacer el mal.» Me acerqué a ella
sigilosamente, e introduje el retrato en uno de
los. pliegues de su traje.
Vagué durante algunos días por los lugares
donde habían sucedido estos acontecimientos.