Page 245 - Frankenstein
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intención de dedicar las próximas horas a re-
   flexionar sobre mi situación.
     El cálido sol y el aire puro me devolvieron en
   parte la tranquilidad; y cuando repasé lo suce-
   dido en la casa, no pude por menos de llegar a
   la conclusión de que me había precipitado. Ob-
   viamente había actuado con imprudencia. Esta-
   ba claro que mi conversación había despertado
   en el padre un interés por mí, y yo era un necio
   por haberme expuesto al horror que produciría
   en sus hijos.
     Debí haber esperado hasta que el anciano De
   Lacey   estuviera  familiarizado conmigo,    y
   haberme presentado a su familia poco a poco,
   cuando estuvieran preparados para mi presen-
   cia. Pero creí que mi error no era irreparable y,
   tras mucho meditar, decidí volver a la casa,
   buscar al anciano y ganarme su apoyo expo-
   niéndole sinceramente mi situación.
     Estos  pensamientos  me  calmaron,  y  por  la
   tarde caí en un profundo sueño; pero la fiebre
   que me recorría la sangre me impidió dormir
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