Page 376 - Frankenstein
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bondadoso y amable!; la luz huyó de sus ojos,
pues habían perdido a aquella a quien adora-
ban: Elizabeth, su sobrina, más que una hija
para él, a la cual quería con todo el cariño que
siente un hombre que, próximo el fin de sus
días, y teniendo pocos seres a quienes dedicar
su afecto, se aferra con mayor intensidad a
aquellos que le quedan. ¡Maldito, maldito villa-
no que llenó de tristeza sus canas y le hizo mo-
rir de dolor! No podía vivir bajo el tormento de
los horrores que se acumulaban en torno suyo;
sufrió una hemorragia cerebral, y murió en mis
brazos al cabo de unos días.
¿Qué fue entonces de mí? No lo sé; perdí la
noción de todo, y me vi envuelto en cadenas y
tinieblas. Soñaba, a veces, que con los amigos
de juventud vagaba por alegres valles y prados
llenos de flores; pero despertaba una y otra vez
en la misma celda. A esto seguía la melancolía,
pero poco a poco fui cobrando una idea exacta
de mis aflicciones y de mi situación, y por fin
me liberaron. Me habían creído loco y, como