Page 42 - Frankenstein
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seo de agradar a su tía, representando alguna
escena favorita dibujada por ella misma.
Aprendimos inglés y latín para poder leer lo
que en esas lenguas se había escrito. Tan lejos
estaba el estudio de resultarnos odioso a conse-
cuencia de los castigos, que disfrutábamos con
él, y nuestros entretenimientos constituían lo
que para otros niños hubieran sido pesadas
tareas. Quizá no leímos tantos libros ni apren-
dimos lenguas tan rápidamente como aquellos
a quienes se les educaba conforme a los méto-
dos habituales, pero lo que aprendimos se nos
fijó en la memoria con mayor profundidad.
Incluyo a Henry Clerval en esta descripción
de nuestro círculo doméstico, pues estaba con
nosotros continuamente. Iba al colegio conmi-
go, y solía pasar la tarde con nosotros; pues,
siendo hijo único y encontrándose solo en su
casa, a su padre le complacía que tuviera ami-
gos en la nuestra. Por otro lado nosotros tam-
poco estábamos del todo felices cuando Clerval
estaba ausente.