Page 47 - Frankenstein
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zos jamás tuvieran éxito más a mi inexperiencia
y error que a la falta de habilidad o veracidad
por parte de mis instructores.
Los fenómenos naturales que a diario tienen
lugar no escapaban a mi observación. La desti-
lación y los maravillosos efectos del vapor, pro-
cesos que mis autores favoritos desconocían por
completo, provocaban mi asombro. Pero mi
mayor sorpresa la suscitaron unos experimen-
tos con una bomba de aire que empleaba un
caballero al cual solíamos visitar.
El desconocimiento de los antiguos filósofos
sobre éste y varios otros temas disminuyeron
mi fe en ellos, pero no podía desecharlos por
completo sin que algún otro sistema ocupara su
lugar en mi mente.
Tenía alrededor de quince años cuando,
habiéndonos retirado a la casa que teníamos
cerca de Belrive, presenciamos una terrible y
violenta tormenta. Había surgido detrás de las
montañas del Jura, y los truenos estallaban al
unísono desde varios puntos del cielo con in-