Page 110 - Frankenstein
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¡William ha muerto! Aquella dulce criatura cuyas
   sonrisas caldeaban y llenaban de gozo mi corazón,
   aquella criatura tan cariñosa y a la par tan alegre,
   Víctor, ha sido asesinada.
     No intentaré consolarte. Sólo te contaré las cir-
   cunstancias de la tragedia.
     El jueves pasado. (7 de mayo yo, mi sobrina y tus
   dos hermanos fuimos a Plainpalais a dar un paseo.
   La tarde era cálida y apacible, y nos tardamos algo
   más que de costumbre. Ya anochecía cuando pensa-
   mos  en  volver.  Entonces  nos  dimos  cuenta  de  que
   William y Ernest, que iban delante, habían desapa-
   recido. Nos sentamos en un banco a aguardar su
   regreso. De pronto llegó Ernest, y nos preguntó si
   habíamos visto a su hermano. Dijo que habían estado
   jugando juntos y que William se había adelantado
   para esconderse, y que lo había buscado en vano.
   Llevaba ya mucho tiempo esperándolo pero aún no
   había regresado.
     Esto nos alarmó considerablemente, y estuvimos
   buscándolo hasta que cayó la noche y entonces Eli-
   zabeth sugirió que quizá hubiera  vuelto a casa. Allí
   no estaba. Volvimos al lugar con antorchas; pues yo
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