Page 106 - Frankenstein
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Entrado mayo, y cuando a diario esperaba la
   carta que fijaría el día de mi partida, Henry
   propuso una excursión a pie por los alrededo-
   res de Ingolstadt, con el fin de que me despidie-
   ra del lugar en el cual había pasado tanto tiem-
   po. Acepté con gusto su sugerencia. Me gustaba
   el ejercicio, y Clerval había sido siempre mi
   compañero preferido en este tipo de paseos,
   que acostumbrábamos a dar en mi ciudad natal.
     La excursión duró quince días. Hacía tiempo
   que había recobrado el ánimo y la salud, y am-
   bas se vieron reforzadas por el aire sano, los
   incidentes normales del camino y la animación
   de mi amigo. Los estudios me habían alejado de
   mis compañeros y me había ido convirtiendo en
   un ser insociable, pero Clerval supo hacer rena-
   cer en mí mis mejores sentimientos. De nuevo
   me  inculcó  el  amor  por  la  naturaleza  y  por  los
   alegres rostros de los niños. ¡Qué gran amigo!
   Cuán sinceramente me amaba y se esforzaba
   por elevar mi espíritu hasta el nivel del suyo.
   Un objetivo egoísta me había disminuido y em-
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