Page 243 - Frankenstein
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Capítulo 8
¡Maldito, maldito creador! ¿Por qué tuve que
vivir? ¿Por qué no apagué en ese instante la
llama de vida que tú tan inconscientemente
habías encendido? No lo sé; aún no se había
apoderado de mí la desesperación; experimen-
taba sólo sentimientos de ira y venganza. Con
gusto hubiera destruido la casa y sus habitan-
tes, y sus alaridos y su desgracia me hubieran
saciado.
Cuando cayó la noche, salí de mi refugio y
vagué por el bosque; y ahora, que ya no me
frenaba el miedo a que me descubrieran, di
rienda suelta a mi dolor, prorrumpiendo en
espantosos aullidos. Era como un animal salva-
je que hubiera roto sus ataduras; destrozaba lo
que se cruzaba en mi camino, adentrándome en
el bosque con la ligereza de un ciervo. ¡Qué
noche más espantosa pasé! Las frías estrellas
parecían brillar burlonamente, y los árboles
desnudos agitaban sus ramas; de cuando en