Page 162 - Vuelta al mundo en 80 dias
P. 162
Picaporte se había marchado muy alegre, yendo con paso rápido al domicilio del reverendo
Samuel Wilson, que no había vuelto aún a casa. Naruralmente, Picaporte tuvo que estar
esperando unos veinte mi-nutos.
En suma, eran las ocho y treinta y cinco cuando salió de casa del reverendo. ¡Pero en qué
estado! El pelo desordenado, sin sombrero, corriendo como nunca había corrido hombre
alguno, derribando a los transeúntes y precipitándose como una tromba en las aceras.
En tres minutos llegó a la casa de Saville Row, y caía sin aliento en el cuarto de mister
Fogg.
Señor... tartamudeó Picaporte , casamien-to... imposible.
¡Imposible!
Imposible... para mañana.
¿Por qué?
¡Porque mañana... es domingo!
Lunes respondió mister Fogg.
No... hoy... sábado.
¿Sábado?; ¡Imposible!
¡Sí, sí, sí, exclamó Picaporte . ¡Os habéis equivocado en un día! ¡Hemos llegado con
veinticua-tro horas de adelanto... pero ya no quedan más que diez minutos!
Picaporte había tomado a su amo por el cuello, y lo impelía con fuerza irresistible.
Phileas Fogg, así llevado, sin tener tiempo de reflexionar, salió de su casa, saltó en un cab,
prometió cien libras al cochero, y después de haber aplastado dos perros y atropellado cinco
coches, llegó al Reform Club.
El reloj señalaba las ocho y cuarenta y cinco minu-tos cuando apareció en un gran salón.
¡Phileas Fogg había cumplido la vuelta al mundo en ochenta días!
¡Phileas Fogg había ganado la apuesta de veinte mil libras!
¿Y cómo, siendo tan exacto y minucioso, había podido cometer el error de un día? ¿Cómo
se creía en sábado 21 de diciembre, cuando había llegado a Lon-dres en viernes 20, setenta
y nueve días después de su salida?
He aquí el motivo de este error. Es muy sen-cillo.