Page 157 - Coleccion d elibros de lectura
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Así, pues, don Quijote con los huesos molidos y Sancho
con el corazón todo apenado, subieron de nuevo en sus
respectivas cabalgaduras y partieron al pasito.
Aquella noche, mientras Sancho dormía y soñaba con la
isla que iba a gobernar, don Quijote se hacía una nueva lanza
con una rama seca y fuerte al mismo tiempo que pensaba en
Dulcinea y en la carta que le iba a mandar con su fiel escudero:
"A la hermosa Dulcinea del Toboso, de su valiente y
esforzado Caballero don Quijote de la Mancha.
Aquí estoy, Dulcinea, separado de ti por muchas leguas y por
la noche que no quiere terminar nunca. Hoy tuve una lucha
con gigantes que fue malograda por el odioso Frestón, de
quien seguramente habrás oído hablar y de quien te ruego
tengas mucho cuidado porque es una mala persona.
Mañana recuperaré lo perdido y seguramente dentro de
poquitos días te llegarán deslumbradoras noticias de mí.
Adiós, Dulcinea".
Y al fin se durmió pensando que realmente el día
siguiente iba a ser portentoso. Tal vez al otro día salvaría a
alguna princesa de la muerte, a algún pajarito de un gato,
y tal vez conquistaría una isla para su escudero Sancho
Panza.
Busca la adaptación para niños de la obra de
Cervantes al teatro. El libro se llama Don Quijote,
amigo mío y está en tu Biblioteca Escolar.
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