Page 153 - Coleccion d elibros de lectura
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Empezó a llamarse él mismo don Quijote de la Mancha
                                        (otros lo llamaron después el Caballero de la Triste

                                        Figura). Y a su caballo, que era más flaco que un palo de
                                        escoba, lo llamó Rocinante.
                                            Empezó su iniciación como caballero quedándose toda
                                        la noche, con los ojos como medialunas, vigilando sus armas.
                                            Y tomó todas estas cosas muy en serio.
                                                               —Todo el mundo me necesita
                                                            —murmuraba mientras cepillaba la
                                                           cola del recién bautizado Rocinante.
                                                               —La incomparable Dulcinea del
                                                           Toboso me pide que ayude a los pobres,

                                                           que despanzurre gigantes, que gane
                                                           torneos…
                                            Y acompañaba cada uno de estos estribillos haciendo
                                        pruebitas y piruetas.
                                            Por ejemplo, daba unos lindos golpes de espada a su
                                        escudo, para probar si era lo suficientemente fuerte como
                                        para pelear con los gigantes.









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