Page 47 - Coleccion d elibros de lectura
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—Hace 300 años que no duermo                —¿Habla usted del jardín de la
                  —sollozó el fantasma— por eso estoy         muerte? —murmuró.
                  cansadísimo.                                    —¡Sí, de la muerte! Ese jardín
                      —¡Pobre fantasma! —dijo                 donde sobre la tierra se descansa,
                  Virginia—. ¿No hay ningún lugar donde       se escucha el silencio, en donde no
                  pueda usted dormir?                         hay ayer ni mañana. Usted puede
                      —Sí, allá a lo lejos, existe un jardín   ayudarme; sólo con su amor y perdón
                  donde canta el ruiseñor, la luna mira       podré abrir las puertas de aquel  lugar.
                  con benevolencia y la noche extiende            Virginia aceptó ayudarlo. El
                  sus grandes brazos para acoger a los        fantasma se arrepintió de todo el mal

                  durmientes.                                 que había hecho y caminaron juntos
                      Virginia lloraba mientras escuchaba  hacia la puerta por donde se entraba
                  al fantasma.                                al jardín de la muerte. Se despidió de
                                                              ella y en agradecimiento le obsequió
                                                              un bello cofre con joyas y monedas
                                                              antiguas. El fantasma atravesó la
                                                              puerta y pudo, al fin, descansar en  paz.

                                                                  Virginia regresó al castillo, donde
                                                              todos la buscaban preocupados, y les
                                                              contó lo sucedido.
                                                                  Meses después Virginia se casó con
                                                              el duque de Chesire y, por varios años,
                                                              la familia Otis vivió tranquilamente
                                                              en el castillo. Frecuentemente en sus
                                                              anécdotas recordaban lo que vivieron
                                                              con el fantasma de Canterville.






                                                                  Lee otras obras de este autor, en Óscar
                                                                  Wilde, Cajón de cuentos. Búscalo en tu
                                                                  Biblioteca Escolar.








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