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Con todo, quien tuvo mayor peso en la formación y el destino
del astrónomo fue su familia materna, los Watzenrode. Su abuelo
materno, Lucas Watzenrode, actuó como delegado de la ciudad de
Torún en el congreso celebrado en la ciudad de Grudziadz en el
año 1453 por la Asociación Prusiana, una confederación de ciuda-
des del norte de lo que hoy es Polonia. Estas ciudades, como
todos los territorios de Prusia y Pomerania, estaban entonces so-
metidas a la Orden Teutónica, que contaba con el apoyo del em-
perador y del papado. Un año más tarde se iniciaron las
hostilidades abiertas contra la Orden, al enviar la ciudad de Torún
un documento que cancelaba los vínculos entre ambos. El castillo
que los caballeros teutónicos habían construido en Torún fue asal-
tado y destruido, y una delegación de la ciudad se entrevistó con
el rey de Polonia para pedir su ayuda.
La respuesta del rey polaco fue inmediata, invadiendo los te-
rritorios bajo dominio teutón. La guerra se prolongaría durante
trece años y, aunque formalmente acabó con la incorporación en
vasallaje de Chelrnno, Pomerania y Prusia a Polonia, aún se siguie-
ron dando episodios de enfrentamientos violentos durante las dé-
cadas siguientes. El abuelo de Copérnico, Lucas, nombrado
concejal mayor de la ciudad, su tío Tiedemann von Allen y el pro-
pio padre del astrónomo tuvieron una destacada participación en
la guerra contra la Orden, contribuyendo con grandes sumas de
dinero y desempeñando un importante papel en la resistencia.
EL TÍO LUCAS
No obstante, fue uno de los hijos de su abuelo, también de nombre
Lucas, la persona que tendría un papel decisivo en la vida del
joven Nicolás. Muerto su padre en 1483, el patrimonio familiar se
resintió pronto y fue Lucas Watzenrode, el hermano de su madre,
quien se quedó a cargo de ella y de sus cuatro hijos. Este hombre,
doctor en Derecho, de vasta cultura y con indudables cualidades
políticas, desarrolló una carrera brillante en el seno de la Iglesia
polaca. Pero, en lo que nos concierne, al tomar la responsabilidad
18 PRIMEROS AÑOS: LAS IDEAS CLÁSICAS