Page 84 - Primer libro VIM
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con discapacidad. Es un proceso que nos acompaña
y nos guía en el camino de asumir la responsabilidad
de nuestra propia discapacidad: fundamento de todo
el Modelo. Cuando cedemos a la tentación de querer
responsabilizar a los demás, comenzamos a estancarnos:
nos quedamos atrapados, sin poder avanzar. Nos vamos
hundiendo en nuestro resentimiento, nuestro coraje y
nuestra irresponsabilidad (ver Gráfica 48 “Instituciones
que brindan rehabilitación Psicologica).
Aprender esto es el punto clave para salir adelante y la
rehabilitación psicológica es de gran ayuda para ello. Pero
es indispensable la honestidad, que es otro de los valores
esenciales del Modelo y el primer requisito para recibir
el apoyo psicológico de FHADI. No tiene sentido tomar
una terapia, si no somos honestas con nosotras mismas; si no estamos dispuestas –como PCD- a procesar
lo que realmente pensamos y sentimos. Es verdad que en el inicio de una rehabilitación psicológica, no
es fácil decir lo que realmente vivimos; se pasa por diferentes etapas que van desde un nivel superficial o
básico hasta ir logrando gradualmente mayor profundidad. Sin embargo, muchas veces no hablamos de
nuestra verdad porque tenemos miedo a tocar el dolor, diciendo que todo está bien, sin darnos cuenta
que nos estamos engañando. Pero cuando empezamos a tomar conciencia de ser honestos con nosotros
mismos, comienza una gran liberación.
El impacto de algunas lesiones medulares, en ocasiones es muy grande; de ahí que el proceso de recuperación
se vuelve mucho más complejo y representa un gran reto para la rehabilitación psicológica. Las personas
cuadripléjicas con lesión severa –como es el caso de nuestro amigo y compañero Gustavo Cerda, quien ha
sido rehabilitado en el Modelo VIM- podemos presentar muchas variantes o grados; pero compartimos
entre nosotras el hecho de haber dejado atrás, la mayor parte de las tareas cotidianas que podíamos hacer
solas. Esto nos afecta mucho al principio: no podemos pasarnos solas a la cama; nos tienen que empujar,
si queremos salir a la calle; nos tienen que cargar a la silla o al taxi, para ir al cine; nos tienen que ayudar a
bañarnos, entre muchas otras. Día a día aumenta el malestar, cuando se tiene este tipo de discapacidad.
Por ello es tan importante armonizar la rehabilitación psicológica con la física. Esta última permite que el
cuerpo se vaya fortaleciendo lentamente; y, poco a poco se vaya liberando de la dependencia. Como resultado
de este proceso, se puede ir teniendo una vida gradualmente más placentera. Poder hacer de nuevo –gracias
a la rehabilitación- alguna de las tareas que antes de la discapacidad podíamos hacer solos, aún tratándose de
pequeños detalles, representa una enorme satisfacción. Cada nueva tarea es un reto y un logro a alcanzar.
Cuando un cuadra aprende a utilizar la silla y puede rodar y rodar, sin parar; después de haber experimentado
la parálisis prácticamente total de su propio cuerpo, la satisfacción es indescriptible. Para nosotros, los
cuadras, es un verdadero milagro: es como comprobar en carne propia, que el ser humano está hecho para
la vida y nada puede detenerlo (misma sensación –por cierto- que experimentó Santiago después de haber
superado su batalla contra el cáncer). Poder ir a donde nosotros queramos, nuevamente, es como regresar
de la muerte a la vida. Rehabilitación física y rehabilitación psicológica, deben ir pues de la mano: una no
puede generar plenitud, sin la otra. La psicológica ayuda a tener un mejor ánimo para la rehabilitación
física; y, los logros de la física, van reafirmando la autoestima que se ve fortalecida en la psicológica.
El primer año de prácticamente cualquier cuadra, es sumamente difícil. No se tienen ganas de nada, sólo
de morir. Es un tiempo de mucho rencor hacia las personas que juzgamos como causantes de nuestro
accidente o nuestro daño: conductores, personas que nos ayudaron en forma posiblemente incorrecta,
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