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Con todo, Faraday ya pone en evidencia que entre los pro-
pios materiales diamagnéticos existen diferencias, tal y como
aquí señala:
Una investigación más minuciosa me ha indicado que, aun como
materiales diamagnéticos, son muy diferentes a otros cuerpos, ya
que todavía calientes, siendo inactivos sobre imanes comunes o ante
otras pruebas, no lo son absolutamente, ya que retienen una fracción
de su potencia magnética independientemente de su temperatura.
Tras esta cascada de descubrimientos, Faraday anunció a la
Royal Society que su trabajo sobre el diamagnetismo ya había con-
cluido. Era el 7 de marzo de 1850.
CONSECUENCIAS DEL DIAMAGNETISMO: EL NACIMIENTO
DE LA MECÁNICA CUÁNTICA
Ahora estamos preparados para considerar la teoría del magnetismo
inducido de lo que yo pude captar como el punto de vista de Faraday.
Cuando una fuerza magnética actúa sobre un medio, sea magnético,
diamagnético o neutral, produce en él un fenómeno de inducción
magnética, una «cantidad dirigida» de la naturaleza de un flujo, y
este flujo satisface las mismas condiciones de continuidad que obe-
decen las corrientes eléctricas y otros flujos similares.
Son palabras que James Clerk Maxwell dejó escritas en su
texto A Treatise on Electricity and Magnetism, con la clara vo-
cación de recoger el testigo de Faraday en el estudio del electro-
magnetismo.
Por su parte, en 1850, el físico alemán Wilhelm Eduard Weber,
a quien le debemos la unidad del Sistema Internacional para el
flujo magnético (el weber), proponía que las moléculas de un ma-
terial ferromagnético eran como pequeños imanes. Al aplicarle
un campo magnético, entonces las moléculas se orientaban en
una sola dirección, originando que el material se convirtiera
en un imán. Así pues, con tal idea se contradecía lo postulado por
134 LA INTERACCIÓN ENTRE MATERIA, ELECTRICIDAD Y LUZ