Page 7 - 12 Kepler
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Introducción
Johannes Kepler es una figura desconcertante. Podemos entender
lo que hizo, pero es difícil entender cómo pudo hacerlo. Su obra nos
produce asombro, admiración, veneración incluso y, a la vez, bo-
chorno y escándalo. Erigió los pilares de la física moderna, pero,
paradójicamente, lo hizo partiendo de los cimientos de una menta-
lidad medieval. Junto a grandes demostraciones, aparecen pensa-
mientos de incomprensible ingenuidad. En muchos de sus libros se
encuentran conviviendo apuntes de su vida personal, arrebatos
místicos, florituras estilísticas y oraciones religiosas con teoremas
precisos, tablas concienzudas, leyes correctas, errores reconocidos
y argun1entos objetivos. A veces incluso, en la misma página se da
esta mezcolanza de tan dispares elementos que, a pesar de todo,
forma un todo coherente en la mente de Kepler.
Hoy es fácil, al estudiar sus logros y sus errores, juzgar pen-
sando: «Esto lo hizo bien; esto lo hizo mal; aquí acertó; aquí se
equivocó; ¿cómo pudo decir esto?». En lo que hizo hay verdades
sublimes y auténticos disparates. Sin embargo, es necesario me-
terse en su piel, tener muy presente esa época y esas circunstan-
cias, cuando la ciencia moderna estaba naciendo, y hay que
agradecerle su propia labor de comadrona.
Su mérito es colosal. En el mundo de la astronomía, si Copér-
nico no hubiera puesto el Sol en su sitio, algún otro lo hubiera hecho.
Si Galileo no hubiera puesto el telescopio en posición vertical, algún
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