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bomba atómica. La idea central de Bohr era que la energía nuclear
        debía ser un instrumento para la paz internacional y que, por lo
        tanto, no debía haber secretos entre estadounidenses, británicos
        y soviéticos. Aunque el enemigo inmediato a batir era Hitler, era
        previsible que el final de la guerra fuera el inicio de otro conflicto
        entre aliados y soviéticos. Bohr creía firmemente que ello se evita-
        ría si se establecía una total confianza entre ambos bloques.
            Sus  contactos le  llevaron a  entrevistarse  con Roosevelt y
        Churchill, pero ambos encuentros tuvieron un impacto negativo.
        En una reunión en Nueva York entre ambos presidentes, celebrada
        a finales de 1944, los dos dirigentes coincidieron en desconfiar del
        físico danés y de sus planes. Una de las conclusiones de la reunión
        fue la de seguir muy de cerca los pasos de Bohr, por miedo a que
       su agenda internacionalista no fuera una excusa o una tapadera
       para filtrar información del Proyecto Manhattan a los soviéticos.
        De este modo, la protección que Bohr recibía en Estados Unidos se
        convirtió también en la vigilancia de sus contactos e intenciones.
           En junio de 1945 Bohr pudo regresar a Inglaterra y reunirse
        con su esposa. Alemania había capitulado y la guerra en Europa
       había terminado. Al cabo de pocas semanas, el 6 y el 9 de agosto,
       Hiroshima y Nagasaki fueron anasadas con bombas de uranio y
       plutonio. Tres días después Bohr publicaba su primer artículo en
       The Times, en el que defendía que el único modo de controlar el
       uso de la energía nuclear era el «acceso libre a toda la información
       científica y la supervisión internacional de todas las actividades
       relacionadas con ella». Era el inicio de su campaña pública por la
       internacionalización de la ciencia.





       DE VUELTA A CASA

       El Assistens Kirkegard es el cementerio de Copenhague donde
       están enterrados muchos de los personajes más importantes de
       la historia de Dinamarca. Nacido como el lugar donde los pobres
       y desposeídos recibían sepultura en el siglo XVIII,  en el siglo XIX
       se convirtió en el lugar de reposo de los notables de la nación.





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