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tensiones. Esa tradición se remontaba a los tiempos de Descartes
y Newton, y había dado frutos durante más de dos siglos. Pero la
física atómica y la física nuclear pusieron en evidencia los límites
de este modelo epistemológico y Bohr se atrevió a cambiarlos.
Estas premisas de carácter filosófico evidencian que muchos
de los grandes cambios en la historia de la ciencia no se pueden
explicar como el simple progreso lineal y necesario de la cien-
cia, sino que están íntimamente relacionados con las transforma-
ciones conceptuales sobre qué es y cómo actúa la ciencia. Así,
cuando Bohr propuso en 1913 su modelo para el átomo, fueron
muchos los que no lo aceptaron, no porque su modelo no funcio-
nara, sino porque su modelo no era propiamente «ciencia» en el
sentido habitual que esta palabra tenía entonces.
Y es que la nueva ciencia del átomo, del núcleo atómico y
de las partículas elementales que se fue desarrollando durante
la vida de Bohr puso en entredicho los mismos conceptos que
utilizaba. El átomo, cuya raíz griega implica simplicidad e indes-
tructibilidad, se tornó en un sistema de partículas subatómicas,
la primera de las cuales en ser descubierta fue el electrón. De
este modo, el átomo abandonó su carácter de pieza fundamental
de la materia para convertirse él mismo en un sistema complejo.
El primer modelo de Bohr, aparecido antes de la Gran Guerra,
estaba compuesto solo de un núcleo central alrededor del cual
se encontraban los electrones; pero la particular distribución de
estos últimos ya avanzaba los límites del concepto mismo de ór-
bita, un concepto que acabaría desapareciendo unos quince años
más tarde.
También la noción de partícula elemental sufrió cambios ra-
dicales durante el reinado de Bohr. Si bien en los primeros años
del siglo xx las partículas elementales pasaron a jugar el papel
de «átomos» por lo que se refiere a sus propiedades de simpli-
cidad e indestructibilidad, la mecánica cuántica pronto forzó el
abandono del carácter «elemental» de las partículas elementa-
les. Fenómenos como la radiactividad solo se podían explicar
teniendo en cuenta la equivalencia entre materia y energía que
Einstein había introducido, y la transformación de unas partículas
en otras, llegando a emplearse expresiones como las de creación
INTRODUCCIÓN 9