Page 20 - 05 Feynman
P. 20

No se sabe cuál habria sido la opinión de un judío asquenazí
                     emigrado de Minsk (Bielorrusia), un hombre que enseñó a sus hijos
                     a cuestionar la ortodoxia, a plantearse dudas: Melville Feynman.
                     En aquel último año de la Gran Guerra vivía junto a su mujer, Lu-
                     cille Phyllips, en Far Rockaway, un pequeño villonio del condado
                     de Queens ( uno de los cinco boroughs que componen la ciudad de
                     Nueva York) situado en la costa sur de Long Island. Allí se encon-
                     traba asentada una importante colonia judía con un temperamento
                     lo suficientemente abierto y liberal para aceptar ateos como Mel-
                     ville:  eran miembros del judaísmo reformado, una corriente que
                     nació en la Alemania del siglo XVll1 - pocos años antes de su muerte,
                     Richard Feynman visitó la ciudad de su niñez y descubrió cómo sus
                     habitantes habían virado hacia la más pura ortodoxia-.


          «Solo a base de trabajar duro puede descubrirse algo.»
          -  RICHARD FEYNMAN.


                         Sin embargo, ese día de mayo Melville estaba preocupado por
                     algo mucho más cercano e importante, el nacimiento de su primer
                     hijo. Cuenta la leyenda familiar que había comentado a Lucille: «Si
                     es niño, será científico». A lo que ella respondió: «No cuentes los
                     pollos antes de que rompan el cascarón».
                         Melville  siempre había sentido pasión por la ciencia, pero
                     para un judío inmigrante de  entonces esto era algo con lo que
                     únicamente podía soñar, nunca cumplir. Así que se dedicó a lo
                     que desde tiempos inmemoriales ha sido casi lo único que se les
                    . ha dejado hacer a los judíos: negocios. Vendió uniformes de poli-
                     cía,  carritos para llevar correo,  una cera para coches llamada
                     Whiz ... Su manera de educar fue muy sutil. El mismo Richard re-
                     conoceria tiempo más tarde que no sabía cómo su padre le llevó
                     hacia la ciencia, pues nunca le rujo algo como «tú tienes que estu-
                     diar física». Lo que le enseñó fue la forma en que se hace ciencia,
                     a hacer preguntas en lugar de regalarle respuestas, a que estuviera
                     más atento a lo que no sabía que a lo que sabía. De este modo, le
                     mostró que se puede vivir sin saber las respuestas a las preguntas
                     más importantes; incluso que es preferible vivir así. Por su parte,






         20          UN  NUEVO MUNDO CUÁNTICO
   15   16   17   18   19   20   21   22   23   24   25