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Las clases de Philipp Furtwangler eran famosas por su exce-
       lencia y su claridad. El número de estudiantes que se inscribían en
       sus cursos era tan grande (llegaron a ser más de cuatrocientos a
       la vez) que los alumnos tenían que dividirse en dos grupos y cada
       lección debía ser impartida dos veces, una para cada grupo. Como
       curiosidad, Furtwangler estaba parapléjico y desde su silla de rue-
       das le dictaba a un ayudante lo que debía escribir en la pizarra.
           El joven Godel quedó tan impactado por las clases de Furtwan-
       gler que abandonó su decisión de estudiar física y se volcó en las ma-
       temáticas. Sin duda, un notable ejemplo de cómo un profesor puede
       afectar en la vida de sus alumnos. De todos modos, unos veinticinco
       años más tarde, en Princeton, Gódel tuvo la oportunidad de despun-
       tar un poco el «vicio»  de la física.  En 1949 y 1950 publicó sendos
       trabajos sobre la teoría de la relatividad, los únicos dos trabajos cien-
       tíficos de Gódel no relacionados con la lógica matemática, y que se-
       guran1ente fueron el resultado de sus conversaciones con Einstein.
           Una pequeña coincidencia: Philipp Furtwangler terminó sus
       estudios en Gotinga en 1896 y permaneció allí hasta 1912, año
       en que se incorporó a la Universidad de Viena. Mientras tanto, en
       1895 llegaba a Gotinga quien por entonces era una joven promesa
       de la matemática alemana, David Hilbert. Aunque no hay registros
       al respecto, podemos tener la certeza de que ambos se conocie-
       ron, Philipp Furtwangler, quien hizo que Godel se dedicara a las
       matemáticas, y David Hilbert, cuyo trabajo matemático de toda la
       década de  1920 se vería «destruido» por los teoremas de Gódel.
       ¿Habrá sabido alguna vez Furtwangler que él fue quien inspiró a
       Godel a dedicarse a las matemáticas? ¿Se lo habrá dicho Gódel
       alguna vez? No lo sabemos, pero puede ser interesante especular
       acerca de qué pudo haber pensado Furtwangler al respecto.





       EL CÍRCULO DE VIENA

       Volvamos  a  Gódel y  a  sus  años  en la universidad.  En  aquel
       tiempo, a principios de la década de 1920, la vida intelectual de
       Viena estaba organizada, de manera más o menos informal, en






                                              EL PRIMER TEOREMA DE GÓDEL    55
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