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mal, renovó las instituciones docentes imperantes en Francia, fue
ministro del Interior y ocupó cargos y dignidades desde los que
trazó la política científica francesa para toda una generación, pre-
cisamente la que desarrolló y modernizó múltiples disciplinas
científicas, perfeccionando el método científico -experimenta-
ción, modelización, revisión- hasta sus últimas consecuencias y
haciendo, en definitiva, de la ciencia un pilar fundamental del
nuevo orden social.
La ciencia moderna comenzó con Galileo y Newton en el siglo
XVII. Pero hasta finales del xvrn y comienzos del XIX no se convirtió
en un factor determinante en la vida cotidiana. Junto con otros
científicos, también protagonistas en esta obra (D'Alembert, Con-
dorcet, Carnot, Monge, Fourier, etc.), Laplace contribuyó a que la
ciencia comenzara a dejar su huella en los pensamientos y las
costumbres de los hombres corrientes, de manera que esos dos-
cientos años de cultura científica transcurridos han resultado más
explosivos que cinco mil años de cultura precientífica. No en
vano, comentando las obras de Laplace, Napoleón llegó a escribir
que contribuían a la renovación de la nación, porque «el progreso
y el perfeccionamiento de las matemáticas están íntimamente li-
gados con la prosperidad del Estado».
Así pues, las páginas que vienen a continuación no solo ana-
lizan la vida personal o los trabajos científicos de Pierre-Simon de
Laplace, sino que también exploran la función que desempeñó en
la cambiante y convulsa sociedad de su tiempo. En esta semblanza
biográfica, la historia personal e intelectual del científico francés
se alterna con la historia social y política. Las matemáticas tam-
bién revolucionaron la faz del mundo en la época.
Asistimos al nacimiento de Laplace en un pequeño pueblo
normando. Lo seguimos a través de sus años de infancia y juven-
tud, y en su paso por el colegio y la universidad, cuando decidió
abandonar la teología por las matemáticas. Visitamos de su mano
el París ilustrado, donde fue apadrinado por D'Alembert e inició
una meteórica carrera científica, labrada con tesón, aunque no
siempre honestamente. Un período de aprendizaje que terminó
con la coronación de su ambición más profunda: ganar un sillón
en la Academia de Ciencias. Para entonces ya dominaba con sol-
INTRODUCCIÓN 9