Page 44 - 03 Heisenberg
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recha, al igual que sucedía en los medios estudiantiles alemanes
en general. Su intención era dedicarse a las matemáticas y seguir
una carrera análoga a la de su padre, es decir, cursar los estudios
regulares, obtener el doctorado, dar clases en un Gynmasium, rea-
lizar mientras tanto la investigación adecuada para obtener la ha-
bilitación y, finalmente, conseguir una cátedra en una universidad.
Los estudios de ciencias se efectuaban en la facultad de filoso-
fía, y para obtener el doctorado se requería haber completado seis
semestres (que en realidad duraban unos cuatro meses), e inte-
grarse en el seminario de algún profesor. Los estudiantes acepta-
dos en estos seminarios recibían clases sobre temas especializados,
se iniciaban en la investigación, preparaban artículos para ser pu-
blicados en revistas de la especialidad y, si todo iba bien, obtenían
el doctorado. Normalmente, estos estudiantes estaban ya en los
últimos semestres, pero, en palabras de Heisenberg: «[Yo] era muy
poco modesto, y pensé que en el primer semestre ya podía ir al
seminario de alguno de los profesores». Al haber estudiado por su
cuenta temas avanzados, como cálculo diferencial e integral, o teo-
ría de números, pensaba que sabía muchas matemáticas. Pero,
como reconoció años más tarde, sus conocimientos eran bastante
irregulares, tenía muchas lagunas e ignoraba bastantes cosas que
podrían ser calificadas de elementales.
Su padre contactó con el matemático Ferdinand von Linde-
mann, famoso sobre todo por haber demostrado que el número
pi (n = 3,14159 ... ) es trascendente, es decir, que no es raíz de
ningún polinomio con coeficientes enteros. Con esto demostró
que no se puede construir, con regla y compás, un cuadrado cuya
área sea igual a la de un círculo dado: la famosa cuadratura del
círculo. Lindemann aceptó a regañadientes la petición de su com-
pañero porque en realidad tenía pocas ganas de aceptar en su
seminario a un estudiante primerizo. La oportunidad de desha-
cerse del joven importuno surgió en seguida, al preguntarle por
los libros de matemáticas que había leído recientemente. Heisen-
berg le mencionó Espacio, tiempo, materia, de Hermann Weyl.
Ese libro, escrito por un especialista en matemáticas aplicadas,
era excelente para un físico, pero no para alguien interesado en
las matemáticas puras. Lindemann le dijo que con ese tipo de
44 LA CRISIS DE LOS MODELOS ATÓMICOS