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tacto, mientras que la conjetura de Goldbach sigue sin haber
sido probada de forma rigurosa. Este ejemplo explica el motivo
por el cual las matemáticas dan tanto valor a la demostración
de un aserto. La conjetura de Goldbach ha sido verificada para
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todos los números menores que 10 4, que es un número inimagi-
nable por su magnitud, pero no está aceptada como resultado
matemático y no ha alcanzado la categoría de teorema, quedán-
dose en simple conjetura.
FORMACIÓN ACADÉMICA DE GAUSS
Con once años de edad, en 1788, Gauss consiguió, con la ayuda
de su mentor Büttner, que lo admitieran en el Gymnasium Catha-
rineum - la escuela secundaria- , a pesar de las reticencias de
su padre a que continuase sus estudios. Fueron los esfuerzos
de su madre y de su tío paterno los que lograron que el padre re-
nunciara a la ayuda de su hijo en su trabajo y lograra una educa-
ción superior. Las lecciones en la nueva escuela eran ordenadas
y regulares, y el número de alumnos en las clases, razonable. Allí
estudió latín y griego, requisito indispensable para alcanzar una
enseñanza superior y una carrera académica. El latín era en aquel
tiempo la lengua franca de la ciencia. Al cabo de dos años accedió
al grado superior de la enseñanza secundaria.
Su fama se empezó entonces a extender por los círculos cul-
tivados de Brunswick-Wolfenbüttel hasta que llegó a oídos del
duque Karl Wilhelm Ferdinand (1735-1806), a quien fue presen-
tado en 1791. El título de duque de Brunswick fue mantenido, des-
de 1235 en adelante, por varios miembros de la Casa de Welf, que
gobernaron diversos pequeños territorios en el noroeste de Ale-
mania. El elemento unificador de estos territorios era que estaban
gobernados por un descendiente del duque, pero solo por la línea
masculina, porque existía una ley sálica que impedía que las mu-
jeres accedieran al poder. Impresionado por el joven Gauss, el
duque le asignó un estipendio anual para que pudiera proseguir
sus estudios. Recompensas como esas no eran habituales en ese
PRIMEROS DESTELLOS DE UN PRODIGIO DE LOS NÚMEROS 29