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EL PALIMPSESTO DE CONSTANTINOPLA


        La forma en que el filólogo danés Heiberg dio a conocer una co-
        lección de obras de Arquímedes es digna del guión de una película
        de aventuras. Había oído hablar de un palimpsesto medieval con-
        servado junto al Santo Sepulcro de Jerusalén, así que en 1906 tuvo
        la oportunidad de  exhumarlo tras una dura búsqueda.  Los  pa-
        limpsestos son documentos que han sido sobrescritos sobre anti-
        guos textos. Se trataba de un pergamino de piel de cabra de 185
        páginas que es conocido como el «palimpsesto de Constantino-
        pla», la actual Estambul. Al parecer, unos monjes ortodoxos del
        siglo xm habían escrito sus textos litúrgicos sobre un conjunto de
        documentos que eran copias del siglo x: varias obras de Arquíme-
        des y una carta a Eratóstenes. El amanuense no borró lo mencio-
        nado, sino que lavó la piel y escribió encima los textos religiosos.
        Heiberg llevó a cabo una labor extraordinaria mediante técnicas
        fotográficas:  transcribió los textos de Arquímedes letra a letra,
        interpretó los dibajos y ordenó las hojas según la estructura ini-
        cial.  El palimpsesto contiene siete tratados:  las  únicas copias
        hasta el momento conocidas de Sobre los cuerpos flotantes y El
       método sobre los  teoremas mecánicos, y Stomachion, Sobre el
        equilibrio de las.figuras planas, Sobre las espirales, Sobre la me-
        dida del circulo y Sobre la esfera y el cilindro.
           El tratado más importante encontrado fue El método sobre
       los  teoremas mecánicos, conocido habitualmente como El Mé-
        todo y que sirvió para terminar con la supuesta idea de que Arquí-
       medes  escondía sus herramientas metodológicas.  También es
        destacable el hecho de que dedicase El Método a Eratóstenes, me-
        diante una carta que se conserva. Es decir,  quiso compartir su
       método con el que consideraba el matemático más brillante de
       su tiempo y, con ello, con el resto de la comunidad científica.
           En 1920 el palimpsesto pasó a ser propiedad de un comprador
       privado  y  fue  puesto en subasta en 1998.  Aunque  el gobierno
       griego llegó a pujar 1,9 millones de dólares, un comprador anó-
       nimo se hizo con el documento por 2,2 millones de dólares.  El
       coleccionista anónimo, conocido como Mr. B, donó el palimpsesto
       al Walters Art Museum de Baltimore, Estados Unidos.






                                                UN SABIO EN  LA ANTIGÜEDAD   33
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