Page 6 - Manual habilidades comerciales
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servir tiene casi adquirido el aprendizaje de saber vender pues ambas
actividades tienen mucho en común. Servir es vender y viceversa.
Por si fuera poco, debemos saber lo que vendemos; debemos ser
expertos en la materia y, además, contar con el lenguaje adecuado para
hacerle llegar el mensaje exacto al cliente. Además, necesitamos examinar
al cliente y para ello tenemos que observar, escuchar y recordar.
El arte de vender implica el manejo de los tiempos. El cliente cuenta con
su propio tiempo para el proceso de compra; no todos los clientes ni todos
los productos o servicios se venden al instante. Algunos toman horas, días,
meses hasta años. El buen vendedor entiende estos tiempos y permanece
cerca de los clientes potenciales recordándoles que existe ese producto o
servicio; dispone de la paciencia para esperar el momento adecuado del
cliente potencial e insistir cuando hay que insistir; desistir cuando hay que
desistir. Nada peor que un vendedor necio o agresivo.
Un buen vendedor reconoce la línea fina que divide la venta ética de la
venta engañosa. La ética se aprende primordialmente en casa y se refuerza
después en la escuela. Un vendedor sin ética puede convertirse en una
amenaza para la empresa en la que trabaja pues, tarde o temprano, el
desprestigio y la desconfianza se manifestarán en los clientes y se correrá la
voz.
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