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José Manuel Bermúdez Siaba


          tantes y una muy importante flota de cabotaje. Esto nos dan una idea clara de la
          importancia que nuestra villa tuvo hasta no hace mucho tiempo.
            La ría de Muros tenía fama de disponer de abundante y rica pesca. Sus salade-
          ros tenían una enorme importancia; llegando a exportar millones de toneladas de
          sardina, tanto hacia el resto de España como al extranjero, preferentemente con
          destino a Francia e Italia. Esta sonada supremacía de nuestro puerto en la pesca
          de la sardina fue lo que, ya en época mucho más moderna, llevó a inversores
          catalanes a construir en la comarca infinidad de fábricas de conserva.
            Fue a partir de finales del siglo XIX, con la llegada de estos conserveros,
          cuando comenzó nuestra decadencia como puerto comercial, pasando a depen-
          der principalmente de la pesca para abastecer a las más de 30 fábricas y sala-
          deros que llegaron a existir en el Ayuntamiento en la primera mitad del siglo
          XX. Aún por esa época existían en Muros astilleros dedicados a la construcción
          de barcos de considerable tamaño. Esta industria estaba repartida por todo el
          Ayuntamiento, teniendo Esteiro y Tal, además de la Villa, buenas e importantes
          instalaciones.
            Dicha actividad, al igual que muchas otras existentes a principios del siglo
          XX, fue desapareciendo al convertirse en inviable cuando los catalanes comen-
          zaron a comprar afuera embarcaciones más grandes y preparadas a precios mu-
          cho más competitivos; ya que procedían del descarte de otras flotas pesqueras,
          vasca y catalana principalmente. Tan solo persistieron durante algunos años,
          concentradas en las parroquias de Tal y Esteiro mayoritariamente, unas cuantas
          carpinterías de ribera dedicadas a hacer pequeñas embarcaciones. Pero, incluso
          estas, fueron desapareciendo al comenzar a construirse las lanchas y pequeños
          botes con nuevos materiales, como la fibra de vidrio.
            Esto supuso el cierre definitivo de una industria que en el siglo XIX tenía un
          importante peso en la economía del Ayuntamiento. Con el tiempo, también la
          industria conservera entró en decadencia, sin que Muros consiguiese recuperar

















                                     Panorámica del puerto pesquero


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