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José Manuel Bermúdez Siaba
Se especula conque hubo un tiempo en el que el mar llegaba hasta la calle de
la Pescadería, si bien no he encontrado pruebas gráficas que así lo corroboren.
Pero es creíble que así fuese en algún momento teniendo en cuenta la manera en
que fueron hechas muchas de las casas que existen aún a lo largo de la avenida
de la Marina, (en este momento de Castelao) las cuales tienen sus cimientos por
debajo del nivel del mar cuando está la marea llena.
Los marineros reparaban en los sótanos de las casas sus aparejos de pesca y
solían tener allí los saladeros y las artes que utilizaban a diario. Con el correr de
los años el pueblo fue creciendo hacia las zonas altas y a lo largo de la ribera.
Y al desaparecer las murallas se juntaron las casas de los aledaños con las que
se encontraban entre muros, desapareciendo la separación física que dividía al
pueblo en dos. Se podría decir que fue esa época la de mayor crecimiento físico
y económico de la Villa, sí bien ya en 1550, en la «Descripción del Reino de
Galicia», Muros figuraba entre las doce ciudades más pobladas de Galicia. Su-
perando a Noia en 1.200 habitantes.
Además de la villa capital del Ayuntamiento, donde se concentraba la ma-
yor actividad social y comercial, contaba este con una gran extensión rural que
comprendía las parroquias que aún actualmente pertenecen al Concejo de Mu-
ros, (Louro, Serres, Esteiro, Torea , Tal y Abelleira), y las que, siglos después,
formarían parte del Ayuntamiento de Outes (Sabardes, Roo, entíns y Tarás), en
medio de las cuales el Arzobispo de Santiago terminaría después de edificar el
«Roqueiro de Outes», que daría lugar a la capital de dicho ayuntamiento.
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