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Noches de “ϐicha”, fechas y otros días


                                  Alejandro Velázquez Betancourt*











          Cada  una  de  las  acciones  que  emprendimos  (y  emprenderemos)  en  nuestro  movimiento  de
          resistencia, fueron y seguirán siendo importantes, aunque para la consecución de los objetivos que
          nos trazamos, y para la memoria, algunas resultarán más signifi cativas que otras. De este modo,
          dicho con toda admiración y agradecimiento para quienes formaron parte de ellas, las huelgas de
          hambre llevadas a cabo por valerosos y valerosas compañeras y compañeros ocupan el sitio más
          elevado en esta jerarquía y requieren de alguien que escriba acerca de ellas con la inteligencia,
          seriedad, profundidad y verdad histórica que merecen.

              Enseguida, por su trascendencia, están los distintos plantones que realizamos. De entre ellos, al
          menos para quien esto humildemente escribe, y sin afán de menoscabar el compromiso y signifi cado
          que entrañaron todos y cada uno de ellos, el más relevante ha sido el que mantuvimos durante poco
          más de seis meses del año 2011 (este marzo se cumplieron siete años de su inicio) en el Zócalo de
          la Ciudad de México, también conocido como Plaza de la Constitución, y que levantamos a escasos
          días de la celebración del aniversario del grito de independencia.

              No  fue  poco  lo  que  como  organización
          obtuvimos de aquella prolongada y desgastante
          jornada de lucha: la devolución de una parte del
          dinero  del  SME  que  el  gobierno  calderonista
          tenía  congelado  y  la  toma  de  nota  de  los  26
          miembros  del  Comité  Central  por  parte  de  la
          Dirección del Registro Público de Asociaciones
          de la Secretaría del Trabajo -¡trágate ésa otra vez,
          Javier!-, misma que ahora pretende desconocer
          un grupo de dizque “compañeros” jubilados que
          ha demandado al Sindicato.
              Pero volvamos al asunto: Justamente en los
          albores de este plantón, para ser precisos el 11 de
          abril, cuando se cumplía un año con seis meses
          de la resistencia contra el decreto de extinción,
          una  oncena  de  compañeros  fueron  detenidos
          durante una movilización en las inmediaciones
          de lo que entonces era la sucursal Anáhuac de
          Luz y Fuerza. Su liberación fue una exigencia
          por la que tuvimos que luchar más de dos años,
          pero entonces fue uno de los puntos consignado
          en la minuta como condición para retirarnos del
          Zócalo.

              Así pues, lo primero y más evidente que un
          plantón expresa es la existencia de un confl icto
          a través de la ocupación indefi nida del espacio
          público por uno de los antagonistas, que al hacerlo
          visible busca ejercer presión para hallar solución






                * Credencial: 089197
                                                                                                           11
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